Post publicado en La Nueva Ruta del Empleo, el 31 de Diciembre de 2013
Me doy cuenta de que en las
experiencias profesionales que he tenido la suerte de vivir, lo que siempre he
guardado, es la imagen de personas. De las buenas personas, de las que hacen,
han hecho y harán que tu paso por las distintas etapas de la vida laboral
sean imborrables. Esas personas quizá estaban allí por casualidad o
puede que tu las eligieras. Y mientras la economía y el mercado laboral siguen su
curso, las personas quedan, moviendo el mundo y el empleo. En este año
que dejamos atrás he contado con muy buenas personas a mi lado y he
incorporado otras tantas a mi valiosa mochila, ahora que el 2013 toca fin,
quiero expresarles mi agradecimiento, desde lo personal del empleo.
Personas de las que he aprendido por
observación, imitación, entendimiento y emoción.
Todo lo que haces influye en alguien y a la inversa. Creemos que somos
seres individuales, pero no, somos seres relacionales. Cuando nuestras acciones
se realizan desde las emociones, éstas dejan una impronta difícil
de olvidar. No es lo que haces, es cómo y para qué lo haces. El impacto que las nuevas redes sociales y
profesionales han demostrado tener en nuestras vidas, no están
sólo
motivadas por la necesidad de estar al día en novedades y teorías
de nuestro sector, sino por un más hondo sentimiento humano, la
necesidad de no estar solos. La vida
mucho mejor en compañía,
el empleo también.
En un mundo globalizado, donde las barreras de comunicación
han quedado eliminadas, las personas parece que necesiten hablar más
que nunca. Y lo hacen como siempre, de persona a persona, y son estás
las que nos animan a continuar en nuestros procesos de búsqueda de empleo, y
alientan a llegar con éxito a la meta planteada, buscando nuestro valor; y lo hacen
sin discurso, retórica o demagogia política, sólo con el ejemplo. Son estás
las que se encuentran detrás de las empresas, administraciones y
proyectos en las que podríamos estar o en la que quizá
estés
tú.
Preocupado y empeñado porque otro mundo mejor es posible.
Y son curiosas las sencillas
reglas de juego que tienen las relaciones personales: cada uno da lo que
recibe, luego recibe lo que da. Nada más simple y más real. En el mundo
laboral las reglas de juego son muy similares. Siembra, siembra, siembra, que luego recogerás.
En ocasiones, somos presas de un tremendo pesar cuando vemos que estas reglas
de juego no se cumplen, o cuando alguien se empeña en querer contradecirlas. Pero no
debes rendirte, nada de lo que haces es en vano. Puede, además,
que la vida te devuelva ese esfuerzo transformado en algo que nunca llegaste a
imaginar, o puede que te transformes a ti mismo.
Será que la madurez y la distancia desde
la que miramos al mundo, con los años, nos enseña que la paciencia
es una virtud, que la confianza en uno mismo es primordial para ganar la
confianza de los demás, que todo esta por aprender, que se te recordará
más
por lo que dijiste que por lo que nunca te atreviste a decir, que los
sentimientos compartidos unen y que la unión hace la fuerza, que la empatía
es cosa de emociones y experiencia, que las cosas se consiguen con esfuerzo, y
que al final, la mejor recompensa no es sólo económica.
Sigo creyendo en las personas y
en lo que recibo de ellas para transformar el mundo. Un mundo personal, al
que hoy, antes de terminar el año quiero agradecer. Gracias por
escucharme, por leerme, por creer en mi, por ayudarme a crecer, por recordarme
que nada debe darse por perdido, por enseñarme, por empujarme a nuevos retos,
por seguir en ruta, por abrirme puertas, por dejarme entrar, por las sonrisas y
las lágrimas,
por el esfuerzo compartido, por el tiempo vivido, por estar ahí,
por devolverme tanto. Gracias. !y el año que viene más!
"Cada uno da lo
que recibe
Luego recibe lo que
da
Nada es más
simple
No hay otra norma
Nada se pierde
Todo se transforma"
Jorge Drexler
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